En España había muchas actividades integradas en el sector público. Durante el franquismo se nacionalizaba mucho, incluso empresas con pérdidas.
Ahora, cuando inevitablemente surgen tiempos de competencia y libre mercado, se observa una fuerte oposición en esos sectores; parece que se vive mejor atrincherado en la Administración, como si se quisiese retornar a una nirvánica vida intrauterina. Este verano se está viviendo uno de esos conflictos en las ITV que se resisten a su privatización, aunque se mantengan puestos de trabajo y salarios y suponga un beneficio para los usuarios. Tal vez se debería acordar que sea en los talleres, debidamente homologados, donde se realicen esas inspecciones; nadie mejor que el mecánico que conoce el coche para certificar que está en condiciones.