Fue la principal vía comercial entre Oriente y Occidente desde el siglo I hasta el XV. Por ella circulaba la seda pero también otras mercancías, bienes, costumbres, etc; era bastante inhóspita e insegura.
Ahora el presidente chino quiere recuperarla creando todo tipo de infraestructuras para facilitar la importación-exportación; serían miles de kilómetros atravesando Asia, el corazón de Europa y llegando a Italia y España como plataformas para bajar a África.
El tema provoca reticencias en USA y en la propia UE porque sin duda fortalecería al gigante chino que avanza imparable y es cada día más potente.
Xi Jingpin es un gran estadista con paciencia oriental y visión a largo plazo. Algunos de esos rasgos podrían ser imitados por muchos líderes occidentales.