SÍ, PERO…

 

 

 

 

Las presidenciales francesas se han resuelto del modo más razonable y Descartes puede descansar tranquilo en su tumba.

Pero la extrema derecha obtiene los mejores resultados de su historia, uno de cada tres votantes respalda a su candidata. También la abstención ha sido alta debido, en parte, a las recomendaciones de uno que se dice de izquierdas.

Estos líderes populistas no ofrecen soluciones viables pero sirven como válvula de escape a unos ciudadanos frustrados por la inevitable globalización.

A ver si las legislativas ayudan a disminuir el peso de la extrema derecha y permiten que se gobierne tranquilamente en Francia para seguir ahormando una Europa más homogénea e integrada en cuyo “núcleo duro” figurará España.

 

 

 

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