Ese fue el grito de guerra con el que venían los ejércitos de Podemos a regenerar la vida política combatiendo a la casta. Bastaba la voluntad para lograr objetivos y doblegar al Sistema.
Le habéis dado un sesgo pervertido al verbo “poder”; demasiadas contradicciones en tan poco tiempo.
Pudisteis criticar universidades siendo becarios fraudulentos y la especulación dando pelotazos urbanísticos. Pudisteis ver normal no dar de alta a un empleado o pagar una hipoteca mensual de mil seiscientos euros.
Y ahora podéis involucrar a los militantes para que respalden vuestros errores personales, sabiendo que no es fácil (de momento) sustituiros debido al hiperliderazgo que ejercéis. Un chantaje.
Después de estos malabares y estas trapisondas que degradan lo público sólo falta ver cómo reaccionarán los votantes.