Es una preposición que indica carencia, falta de algo, y resulta adecuada para describir la acción de gobierno de Pedro Sánchez. Actúa sin límite, sin pudor, sin visión de futuro, sin conciencia de sus contradicciones, sin principios ni convicciones, sin importarle el daño que hace al partido, sin sentido del ridículo, etc.
El tema catalán será su tumba. Ya es un despropósito recibir al fanático Torra con su lacito amarillo y sus veintiuna propuestas, pero el colmo es aceptar su exigencia de bilateralidad. Ni Parlamento catalán, ni Congreso o Senado, quiere una mesa negociadora con representantes de dos países soberanos: el español y el catalán, vigilados por un mediador. ¡Qué disparate!
Todo indica que este hombre, como diría un castizo, ha perdido el oremus. Su fin, con un componente personal, no justifica los medios que emplea. Veremos qué opinan los electores.