Ha sido la última en llegar, entró por la puerta falsa, elegida a dedo para figurar en un buen puesto de la candidatura por Madrid-que resultó un fracaso- junto a una gran tránsfuga que la había hecho famosa en su libro.

Proviene del ejército, donde un coronel libidinoso intentó darle órdenes antirreglamentarias.

Ahora se encuentra pletórica, desenvuelta, diciendo  que vota en conciencia sin respetar  lo acordado en órganos de gobierno, comandando la rebelión frente a la gestora, impartiendo doctrina, en su salsa y viviendo su época dorada.

Triste sino el de un partido que tuviera que nutrirse de personajes con este bagaje y este desmesurado afán de protagonismo.

Ojalá que todo se normalice pronto y vuelva la cordura al partido.