Una cuestión que suscita este hecho atroz y, desgraciadamente, habitual es cómo debemos responder ante él. Si te muestras alarmado y exiges más voluntad y mejor organización para combatirlo con eficacia, califican tu actitud como inadecuada, argumentando que eso es precisamente lo que pretenden los asesinos.
Parece que lo políticamente correcto es permanecer insensible e indiferente, oír el grave sonido del violoncelo, encender una vela y…esperar hasta el próximo atentado. Así hasta que ellos decidan dejar de matarnos.
Algún desgraciado majadero que detenta alcaldía nos acusa a las víctimas y dice que esto es fruto de nuestros errores históricos; como si los descerebrados yihadistas conocieran la Historia o necesitaran motivos diferentes de su propio odio.
Y nosotros, padeciendo a los verdugos y a los alcaldes.
Fernando ¡Qué razón tienes! Y que «puntico» de ironía gastas. Pareces lorquino.
Pedro,gracias por el comentario.Supongo que el punto lorquino de ironía es un recurso para no decir algunas cosas de un modo más crudo.