El final de la campaña electoral ha hecho que pase casi desapercibido el caso de Gómez de la Serna, diputado popular por Segovia y uno de los clásicos del partido. Él y un embajador hacían negocios de intermediación para empresas españolas en otros países cobrando suculentas comisiones.
Se justifica afirmando que su actuación era legal pero no añade que también era inmoral, antiestética e impropia de un cargo público.
Le piden que abandone pero permanece atrincherado y parece que se dispone a coger su acta el día 13 de Enero.
En aras de la regeneración democrática el PP debe expulsarlo del partido, sin medias tintas. Desconectado de las esferas del poder le resultará más difícil realizar esos lucrativos negocios.