Tras ganar la inesperada moción de censura, Sánchez formó un gobierno que parecía bien armado, fue bien valorado y celebrado en los medios.
Ahora vemos que era una falsa ilusión. Entre las circunstancias desfavorables y las sonoras pifias de algunos ministros pronto mostró su debilidad e inconsistencia; problemas ante, durante y después del parto.
Dimisiones y marrullerías aparte, no se pueden dar tantos bandazos, patinazos en Defensa, hibernación en Economía, incompetencias siderales en Ciencia, poca desenvoltura en la portavocía, afinidades con el separatismo, esas profundas reflexiones de la Vicepresidenta o la grosera chulería de la exfiscal, ahora ministra de Justicia.
Es probable que a estas alturas algunos estén arrepentidos de haber aceptado pero ya es tarde y tendrán que resistir hasta que escampe o se adelanten las elecciones.