Para Platón los mejores gobernantes eran los filósofos porque, habiendo contemplado la idea del Bien, sólo ellos pueden dirigir a los ciudadanos hacia la felicidad.
Salvando 2.500 años, no parece inadecuado que Ángel Gabilondo, filósofo, se lance al ruedo con la pretensión de gobernar la Comunidad madrileña.
Sabe que Aristóteles resaltó la naturaleza social del hombre y la grandeza de la “polis”; que Kant destacó la autonomía moral que proviene de la razón y formuló unos imperativos que, en caso de cumplirse, nos instalarían en un paraíso humano; conoce los valores de M. Scheller.
Es ecuánime, prudente, dialogante a la búsqueda de acuerdos; tiene experiencia como rector y como ministro.
No parece mal candidato.

Desde que supe su significado- gracias al profesor Pinillos hace ya muchos años- me ha llamado la atención esa expresión con la que se designa en Psicología una predicción que provoca cambios, modificaciones de la realidad hasta tal punto que acaba ocurriendo lo que en ella se anticipaba.
En el vudú se maldice a un individuo y empieza a desarrollar síntomas que lo pueden llevar a la muerte.
En la Sexta y en Cuatro promueven hasta la saciedad a Podemos y acaba siendo una fuerza política relevante (pese a la catadura de sus dirigentes).
No se cumplirá la de las encuestas sobre resultados del PSOE con Pedro Sánchez que cada día se acredita más como un buen líder.

El significado de la palabra ha acabado por limitarse al ámbito de lo fúnebre. Parece razonable que se dé noticia de nuestra muerte para información de quienes nos conocieron y que tengan ocasión de “despedirnos”.
El problema surge a la hora de la redacción y el tamaño. En todas figura el nombre( a veces un apodo), edad, estado civil y profesión …pero algunas incorporan todo un curriculum y/o frases alusivas a la muerte, unas son mínimas y otras ocupan media página.
Parece que llevamos la desigualdad más allá de la muerte, impulsados por esa tendencia infantil de ver quién mea más largo. Como se afirma en el Eclesiastés: “Vanidad de vanidades y todo vanidad”.

Recientemente han surgido varias formaciones políticas que eligen como nombre la 1ª persona del plural del presente de un verbo, de tal modo que acaba en “emos”. Unos prefieren el modo indicativo que describe un hecho y aparecen “Podemos” o “Queremos”, otros se decantan por el subjuntivo que expresa deseos e hipótesis y surgen “Ganemos” o “Cambiemos”.
En realidad todos son planetas girando en torno a Podemos, el auténtico centro del sistema ocupado por un ensoberbecido dios que los irá engullendo poco a poco.
Ante este panorama que conduce a la fragmentación y la dificultad para tomar decisiones, usemos el imperativo y “Votemos” desde la frialdad racional, aunque sea aplicando la teoría del mal menor.

En este país nuestro tan primario, tan maniqueo, tan cainita ya resulta difícil que te acepten los tuyos; que lo hagan “los otros” raya en lo milagroso. Nuestro eslogan nacional-frente a otros países- es “abajo el que sube”.
Por eso cuando aparece algún personaje público que ha gozado de un reconocimiento generalizado se convierte en algo digno de análisis, de tesis doctoral.
Personajes tan dispares como Carrillo y Martín Villa han logrado una amplia comprensión al final de sus trayectos. Adolfo Suárez, llorado por la mayoría de los españoles que, como es sabido, “enterramos” muy bien. Recordaremos a Felipe González y al rey Juan Carlos.
Todos han superado la visión estrecha a base de sentido común.

Podemos apreciar el paso del tiempo utilizando referencias muy diversas, una de ellas es considerar cual ha sido nuestra revista semanal preferida.
Yo empiezo por TRIUNFO, gran referencia de la cultura de izquierdas en las décadas de los 60-70. Recuerdo los magníficos y densos artículos de Haro Tecglen, lo más alejado de las chorraditas tipo tuit de hoy.
Siguió CAMBIO16, revista de la Transición con orientación de centro-izquierda, que también vivió su propio declive.
Ahora TIEMPO, lanzada en 1982 por el grupo Z, polifácetica, con buenos colaboradores y un poco más “light”, como corresponde al momento histórico.
Ya la nostalgia conduce a aquel tópico según el cual “contra Franco todos vivíamos mejor”.

Nombre de guerrillera, iniciada en las juventudes comunistas, luchadora incansable por los derechos familiares- sobre todo los de su hermano- acaba de dinamitar un partido serio como es IU, donde se integra el histórico Partido Comunista en el que militaban su padre y ella.
Está dispuesta a salvar Madrid y se ofrece como eje vertebrador de toda la izquierda, ella sola, sin estructura política que la arrope, sabiendo que le resultará fácil desembocar en Podemos y ahí si encontrará los apoyos necesarios.
Ha hecho su presentación en el Ritz de Madrid. ¿Qué dirá su admiradora Beatriz Talegón que critica a los socialistas por reunirse en hoteles?.
A ver si hay suerte y se decide a acompañarla en el viaje.

Teniendo 85 años sostenía Norberto Bobbio que sigue siendo necesario diferenciar entre izquierda y derecha, que depende de cómo se entienda y se combine la relación entre libertad e igualdad.
Los líderes de los partidos emergentes en España parecen no estar de acuerdo. Albert Rivera dice que en Ciudadanos no son de izquierdas ni de derechas y Pablo Turrión afirma que en Podemos han superado el viejo esquema y sólo existen “los de arriba” y “los de abajo”, siendo tan cínicos que dicen estar con estos últimos.
Todos hablan de centralidad. Pero si existe el centro algo habrá a ambos lados de él.
Si al menos nos contaran sus programas nosotros pondríamos la etiqueta.

La que puede observarse si analizamos el fenómeno que está suponiendo la película “50 sombras de Grey”. Ya venía precedida por el éxito de ventas de la novela en que se basa; ahora, el bombardeo en los medios de comunicación, la intensa campaña de promoción-con las bobaliconas declaraciones de sus bobos protagonistas- y el boca a boca han hecho el resto.
Criticábamos al obispo de Granada por “apadrinar” el libro que pide a la mujer ser sumisa y permanecer en casa y nos encontramos jaleando un subproducto que presenta a la mujer en su mayor grado de sumisión y servilismo con respecto al hombre. ¡Vaya lección para nuestras jóvenes!.

Las dos grandes variables que conforman el marco dentro del cual todo transcurre, incluida, por supuesto, nuestra vida. Si son importantes para cualquier ser humano, lo son especialmente para un político porque le van a facilitar, dificultar o impedir su tarea.
A Pedro Sánchez parece que no le allanan el camino. Se enfrenta con el fenómeno intenso y etéreo de Podemos que, a pesar de sus dirigentes, se convierte en la gran esperanza de cambio. Dentro de su partido vive con deslealtades(Gómez),(imposturas acechantes(Chacón) y ambiciones equivocadas(Díaz).
Su tiempo está siendo más difícil que el de Felipe González o el del líquido y deletéreo Zapatero.
Pese a todo, tiene madera de líder.