La situación de nuestro presidente es ya insostenible. Su conocido afán de autopromoción acabará siendo su perdición.

Él afirma que no ha cometido delitos económicos, que nunca ha “metido la mano” y seguramente es verdad (sólo se habló de algún arreglillo demasiado barato en su vivienda). Pero ciertos modos de estar en la Administración gestionando lo público también son punibles, al margen del ámbito penal. En su curriculum pesan ya mucho los encontronazos judiciales.

No lo considero tan frío y acerado como para no sentirse incómodo, consciente de que su figura- y, por extensión, la de la Comunidad- están seriamente dañadas.

Yo nunca celebraré la caída de un cargo público porque deteriora la imagen de la actividad política y aumenta la desafección ciudadana. Y eso no es bueno.

Considerando fiables los últimos datos del CIS, el hecho más destacable es que el único partido que mejora en estimación de voto es el PSOE. Y eso ocurre cuando está dirigido por una gestora y hace en el Parlamento una oposición constructiva y razonable.

Parece un indicador claro de que la gente prefiere la seriedad y la sensatez frente a la frivolidad y la sinrazón.

De eso deberían tomar buena nota los militantes ahora que se celebran primarias y no dejarse guiar por cantos de “sireno” en un viaje a ninguna parte.

Uno de los problemas de Pedro Sánchez es que no tiene conciencia de la paradoja que vive con respecto a Rajoy: cuanto más se radicalice y cometa estupideces más consolida a su peor enemigo.

Parece que tendemos a magnificar ciertos temas. La charla telefónica entre los presidentes norteamericano y español se escudriña como si encerrase claves históricas cuando sólo se trata de un simple ritual de cortesía en política exterior.

El nuevo ocupante de la Casa Blanca va llamando a los diferentes países aliados, se saludan, intercambian algunas generalidades y se redacta una nota que se da a conocer a los medios. El americano que escribió la suya no sabrá ni donde esta España y se limitó a resaltar que hay que e incrementar la aportación económica a la OTAN porque ellos pagan demasiado.

Desde la Moncloa se emite un informe más pretencioso que muestra  a Rajoy como interlocutor ante medio mundo. Dicen que Trump ya duerme más tranquilo con su estrategia geopolítica resuelta. Y todos tan contentos.

El joven Errejón juega fuerte dentro de su partido. De Vistalegre saldrá derrotado y sin posibilidad de integración porque el vencedor es despiadado y quiere borrarlo del mapa.

Todo partido de aluvión tarda en encontrar su encaje. El núcleo fundacional  de Podemos está completamente roto y la integración de nacionalismos y extremismos variados tampoco acaba de consolidarse; demasiada heterogeneidad e indefinición.

Para colmo ahora se quiere sumar a ese confuso espacio Pedro Sánchez, ambicioso, egocéntrico y malhadado líder socialista  que en su deriva suicida coloca al Partido en la peor situación de su historia.

Lo curioso es que millones de personas sigan viendo ahí una alternativa política creíble y que nadie sea capaz de montar un centroizquierda atractivo y solvente.

Temperaturas más bajas de lo normal; un Mediterráneo embravecido que se ceba en el litoral levantino; un número creciente de mujeres asesinadas por sus parejas; una violencia juvenil intensa y extensa; un peldaño más abajo, adolescentes que muestran un grado inédito de agresividad, ya sea hacia otros o hacia ellos mismos con nefastas consecuencias; por la redes sociales fluye cada día con más fuerza la miseria humana; la brecha de la desigualdad se agranda hasta límites insultantes; en las instituciones políticas no se habla de todo esto sino de sus propios problemas. Para colmo, un energúmeno inmaduro y agresivo conduce el VII de caballería y arremete contra todo y contra todos.

Puede ser una visión pesimista pero es que no se ven en el horizonte

Muchos motivos para el optimismo.

Es difícil resistirse a hacer un comentario sobre la relación de Juan Carlos I con nuestra ilustre paisana. Era algo conocido pero silenciado y ahora se hace público con pruebas contundentes.

Sería curioso saber qué la colocó en el libidinoso punto de mira del rey: el apellido o sus celebradas y largas piernas tan generosamente exhibidas.

Ella vio una ocasión de oro para forjarse un buen plan de pensiones y se dedicó a grabar los fogosos encuentros.

Acertó de pleno. Ya cobró 500 millones de pesetas por su silencio que será un aperitivo de lo que cobre por futuras declaraciones y cualquiera sabe lo que se pagaría por fotos o videos.

Lo dicho, ya puede retirarse a su Totana querida y esperar que la nombren hija predilecta de la ciudad.