Así se encuentra Europa, navegando sin rumbo, como pone de manifiesto el presidente de la Comisión en su último informe.
El golpe del brexit parece haber noqueado al viejo continente y ocurre en el momento más inoportuno, cuando surgen brotes de nacionalismo radical que, con el pretexto de la inmigración sin control y los refugiados, encienden los ánimos.
Sólo siendo un bloque unido estamos en condiciones de competir con los grandes, de ser algo en este mundo inevitablemente globalizado. Esa unidad se puede lograr en muchos ámbitos, dejando aparte los temas socioculturales que son seña de identidad de cada país.
No son tiempos para la indefinición y desandar un camino forjado a lo largo de 60 años sería muy negativo. Los únicos en celebrarlo serían EEUU y Rusia.
A propósito del velo islámico, el Tribunal de Justicia de la UE ha sentenciado que: “la prohibición del uso visible de cualquier signo político, filosófico o religioso no constituye una discriminación. Es acorde con las leyes europeas”. Se podría añadir que es un símbolo de discriminación y humillación de la mujer, e incluso que cabe prohibirlo por un principio de reciprocidad habida cuenta del tratamiento que ellos dan a la mujer occidental.
Pero lo más llamativo de la sentencia es la mención de signos filosóficos(¡!). Nunca he visto símbolos del Racionalismo o del Empirismo ni tengo noticia de enfrentamientos entre platónicos y aristotélicos o hegelianos y marxistas. Ojalá viviéramos en una sociedad donde los sistemas filosóficos fueran el objeto del debate. Tele-5 tendría que cerrar.
Los dos grandes conceptos debatidos a lo largo de la historia de la Filosofía, las formas “a priori” kantianas de la sensibilidad, las coordenadas en las que situamos conocimientos y vivencias.
Para un partido político son factores esenciales. Lo primero que tiene que definir (literalmente, poner dentro de unos límites) es el espacio que quiere ocupar y lo debe hacer con cierta precisión, más allá del esquema reduccionista derecha-izquierda.
Esta tarea está resultando demasiado compleja y difícil para Ciudadanos. Sobre el papel ya ha pasado de socialdemócrata a liberal. En la práctica pactó primero con el PSOE, al poco con el PP (por suerte para Rajoy) y ahora hasta se deja ver con Podemos.
Esos bandazos no entusiasmarán a sus electores. Deberían clarificar posiciones, aun aspirando a ser partido bisagra.
El increíble hombre de cabeza amarilla formuló muchas promesas durante la campaña electoral, aunque más bien eran amenazas. Cuando lleva dos meses invadiendo la Casa Blanca podemos ver cómo muchas de ellas se van modulando; las demora, las modera o se las impiden jueces y congresistas.
La penúltima que ha anunciado es que piensa acabar con ese grupo de fanáticos asesinos que es el Estado Islámico y que matará a su jefe, el sedicente califa Abu Bakr al-Baghdadi.
A ver si hay suerte y ésta la cumple en su totalidad. Además, él no escondería el cadáver, como hizo Obama con Bin Laden, sino que lo anunciaría en twitter y lo mostraría al mundo.
Habría declaraciones políticamente correctas pero todos nos alegraríamos y sentiríamos cierto alivio.
No era suficiente con padecer el comportamiento ridículo de muchos políticos en nuestras instituciones y hemos tenido conocimiento de las patochadas que se gastan algunos en las europeas. En poco tiempo dos buenos ejemplos: empezó un parlamentario polaco de extrema derecha “proclamando” la manifiesta inferioridad de la mujer en todos los sentidos y ha continuado el socialista holandés Dijsselbloem calificando a las gentes del sur de borrachos y puteros (así, sin eufemismos) que dilapidan las ayudas que se les conceden.
Sería bueno cesar fulminantemente a estos cretinos que crispan de un modo tan innecesario para que los ciudadanos demos más crédito a los organismos europeos.
Váyanse el uno a Polonia y el otro a Holanda, haciendo posible que presida el Eurogrupo Luis de Guindos que es una persona seria.
La intensa y larga crisis que se inició en 2008 ha terminado por impregnar a casi todos los sectores sociales de una creciente sensación de malestar.
La brecha de la desigualdad es cada vez mayor. La clase media queda depauperada y ve con preocupación el futuro de sus hijos. Los jóvenes con un buen nivel de formación se van fuera o aceptan trabajos poco acordes con su cualificación. La clase trabajadora sufre esa presión por arriba y la de una inmigración irregular por abajo.
La queja se canaliza contra eso tan etéreo que llamamos “el Sistema”. En esas aguas revueltas le resulta fácil pescar a cualquier oportunista de verbo alegre y discurso demagógico.
Así se explica lo que pasa en España, ha pasado en EEUU y está pasando en el resto de Europa.
La alianza entre los presidentes americano y ruso, ese extraño duopolio, planea amenazante sobre el resto del mundo.
Nunca sabremos los contactos que mantuvieron durante la campaña electoral pero cada día parecen más claros el espionaje y los ciberataques rusos para perjudicar a Hillary Clinton y facilitar la victoria de Trump.
Como efecto colateral se puede llevar por delante al fiscal general que negó haberse reunido con el embajador ruso pero el Washington Post ha publicado que lo hizo en dos ocasiones; si cae ese personaje siniestro no se pierde nada.
Trump es tan inteligente y sutil que se ha creado como enemigos a la mayor parte de la prensa y al FBI. Le empiezan a pasar factura y le seguirán mandando “mensajes” cada vez que puedan.
Ser catalán hoy resulta difícil y complejo, hay que situarse en una gama que tiene más colores que el arco iris.
Se puede comprobar con dos de ellos que, siendo antitéticos, están gobernando juntos. Por un lado, la burguesía conservadora y mucho más corrupta de lo que cabía imaginar: el gran patriarca con toda su familia que “robando unida permanece unida” y sus acólitos del 3% afirmando que España les roba pero saqueando ellos a Cataluña. Actúan como el pulpo, soltando una tinta que en el caso de estos mangantes es el separatismo.
Por otro, la chusma antisistema de la CUP que ya no necesita pasamontañas porque están en las instituciones viviendo del dinero público y en cuyo curriculum bastaba con poner que eran activistas y okupas.
Los perdedores son los catalanes serios o, simplemente, normales.
Después de 50 años y 829 muertos-hombres, mujeres y niños-parece que la banda terrorista pone fin a su macabra actividad; aunque sólo hablan de entrega de armas, no de disolución y menos aún de arrepentimiento o petición de perdón.
Haber vivido toda esta trayectoria no deja de ser una experiencia que te marca de modo negativo. La verdad es que había momentos en que uno dudaba que se pudiera asistir al fin de esta locura asesina en la que ya no sabían ni qué reivindicaban con los asesinatos.
Ahora se integrarán plenamente en la sociedad, se incorporarán a la actividad política haciendo causa común con la marca vasca de Podemos y sus presos volverán a cárceles cercanas.
Supongo que es lo mejor pero queda una sensación extraña, agridulce.
Desgraciadamente algunos resultados electorales y ciertas tendencias crecientes han puesto de moda el término “populismo” y sobre su significado se produce uno de esos debates nominalistas, de mucha algarabía y pocos resultados.
Se suele utilizar para descalificar a personas y conductas aunque hay quien lo reivindica como algo positivo que busca el bien común.
La verdad es que el “populus” latino y el “demos” griego significan lo mismo y nadie cuestiona la democracia.
Su versión degradada es la del discurso demagógico, carente de consistencia lógica, más dirigido a los sentimientos que a la razón, diciendo a los ciudadanos lo que se sabe que quieren oír; todo ello con la condenable intención de mover sus voluntades en el sentido que interesa al populista.
Es una mala hierba que brota en tiempos de crisis.
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.