Todo proceso electoral produce efectos en los partidos implicados y así ha ocurrido en Cataluña. Tal vez el más perjudicado haya sido el PP que no puede formar grupo parlamentario y no ha sabido captar el voto constitucionalista; su fuerte retroceso frente a Ciudadanos va crear una crisis de largo recorrido que afecta sus líderes locales, a la vicepresidenta e incluso a Rajoy. Algunos en el partido recitan a García Lorca: “las navajas de Albacete, bellas de sangre contraria, relucen como los peces”. Otros valientes como Margallo y Aznar critican y atizan el fuego desde fuera.
Lo increíble es que no paguen su factura quienes organizaron el referéndum ilegal si se observan sus consecuencias, el mal que han producido.
En esa mortífera partida que se juega entre el Estado Islámico y el mundo occidental se están moviendo fichas importantes. Una de ellas pasa casi desapercibida y puede ser de mucho calado. Cuarenta países musulmanes han constituido la Alianza Islámica Antiterrorista que se propone luchar contra un terrorismo al que ven desafiante y poderoso.
Señalan con acierto los cuatro frentes de combate en los que hay que concentrar las actuaciones: ideológico, mediático, financiero y militar.
Su gran impulsor es el príncipe saudí que se está mostrando como un gran reformador.
Los “infieles” nos protegemos todo lo que podemos de estos malditos asesinos del EI pero no es suficiente y nos siguen golpeando cuando pueden.
La aparición de esta nueva Alianza permite albergar esperanzas.
Es fácil dejarse llevar por la nostalgia o los buenos recuerdos y ponerse manriqueño para defender que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Pero también es posible hacer abstracción del sentimiento y establecer juicios comparativos más objetivos.
Estos días han aparecido en los medios algunos socialistas de los que protagonizaron la década delo 80 y parte de los 90. Han hecho declaraciones sobre la complicada situación que vivimos. Solchaga, Maravall, Rubalcaba, Guerra y otros han opinado al respecto y muestran claramente que los actuales dirigentes-portavoces del PSOE no los superan en nada (por decirlo de un modo suave). Se ha perdido racionalidad, sensatez y sentido de Estado; todo es errático, confuso y mediocre.
Puestos a ser pesimistas, creo que cualquier tiempo futuro será peor.
Las palabras sirven para expresar ideas y también para distorsionarlas o camuflarlas.
La alcaldesa de Madrid destituye a un terco y torpe concejal de IU quien, junto con cinco compañeros, se ausenta del pleno; hay malestar en el heterogéneo grupo de gobierno y se teme una gran crisis.
Pero aparece el líder nacional traidor de IU y, tras fingir un enfado, afirma: “hay que aprender a normalizar los disensos”; ese es el eufemismo vergonzante porque lo que quiere decir es que todo siga igual y todos cobren los mismos sueldos, que no pueden enfadar al gran líder de Podemos que los compró y que no tienen coherencia ni dignidad porque no tiene donde ir, nada mejor que hacer.
Estos iban a dignificar la política frente a la casta corrupta.
Las recientes elecciones catalanas han mostrado la clara existencia de fronteras, líneas reales o imaginarias que establecen separaciones; las hay de varios tipos.
La más drástica es sociopolítica y separa dos bloques: el independentista y el unionista, una Región partida por la mitad.
Hay evidentes diferencias entre el voto rural y el urbano, pueblos y ciudades. Han construido una gran barrera idiomática que convierten en seña identitaria y excluyente. Un telón de fondo psicológico separa lo racional de lo sentimental y, dentro de poco, pasará de la riqueza a la pobreza.
Por si fueran pocas, el orate por antonomasia sentencia desde Bruselas la separación monarquía-república.
¿Qué diálogo puede establecerse con estas predisposiciones? Y, sobre todo, ¿Nos libraremos alguna vez de esta pesadilla?
Erasmo de Rotterdam fue la perfecta encarnación del polifacético humanismo renacentista y viajó mucho por Europa; de ahí que se eligiera su nombre para unas becas que fomentan el intercambio de estudiantes.
Se cumple el trigésimo aniversario y se considera como “padre” de la idea a Manuel Marín, recientemente fallecido.
La Comisión ha reunido en Madrid a veinte familias que se conocieron en esos intercambios. Se estima que hay un millón de “Erasmubabies” por el Continente. Son jóvenes que crecen en un mundo interrelacionado, en una sociedad abierta, que hablan varios idiomas.
Mientras tanto en Cataluña se sacraliza el catalán y se encaminan hacia el campanario de la aldea con el odio por bandera, creando una sociedad cada día más cerrada.
Hace algún tiempo se hablaba de una mujer doblemente alienada y cosificada. Lo cierto es que su situación ha empeorado. Adolescente acosada en el Instituto, joven violada en grupo, mujer asesinada por su marido o expareja que no soportan la separación. Una barbaridad creciente.
Habrá que intensificar la igualdad intersexual en el proceso educativo y endurecer las penas hasta hacerlas disuasorias.
También se puede aconsejar a algunas mujeres que no contribuyan a consolidar el estereotipo de mujer objeto, que se sientan algo más que un cuerpo atractivo, que se alejen de esa imagen de frivolidad con la que aparecen en programas basura de la factoría de Tele-5.
El hombre no es bueno por naturaleza ni la sociedad es como nos gustaría, hay que adaptarse a ella luchando por transformarla.
Parece que no veremos una mejora sustancial en el endemoniado tema catalán. A tenor de lo que indican las encuestas (tengo delante la media hecha entre 19 sondeos a lo largo del último mes), salvo un milagro sociológico y de sensatez entre los constitucionalistas, aquello será ingobernable o, en el mejor supuesto, difícilmente gobernable; sin descartar la convocatoria de nuevas elecciones.
Habrá que admitir una vez más con Ortega que el problema catalán no tiene solución. La mitad de ellos son un sector irreductible que resiste engaños, fractura social y empobrecimiento sin renunciar a su quimera independentista. Incurren en la simpleza del mecanismo de defensa de la negación, consistente en ignorar lo que no nos gusta. Crean su propia realidad en la que se sienten más cómodos.
Son tres: positivo, comparativo y superlativo. Expresan la intensidad con la que empleamos el adjetivo.
Veamos un caso práctico tomando como ejemplo las elecciones catalanas y lo incierto de su resultado.
Es malo que existan nacionalismos en el siglo XXI pero resulta peor que sean independentistas conculcando la ley y sería pésimo que obtuviesen
mayoría absoluta para seguir gestionando la sinrazón, la provocación y la fractura.
Es bueno que hayan reaccionado los constitucionalistas pero resultaría mejor si, unidos, ganan el día 21 y sería óptimo que pudieran formar un gobierno serio capaz de recuperar cierta normalidad.
Cataluña nunca será ya una Comunidad querida en el resto de España pero, al menos, que no sea vista con el odio que ellos han sembrado.
Pasando el testigo de unas generaciones a otras. Una o varias personas destacan en algún campo y logran que otras muchas se sientan identificadas con ellas, pretendan seguir sus enseñanzas.
Platón fundó la Academia y tuvo como discípulo a Aristóteles que, luego, creó el Liceo. También ha ocurrido en el mundo del arte, en sus diversas manifestaciones y a lo largo de la Historia.
Hoy unos violadores profesionales que se hacen llamar la “manada” actúan en la cálida Andalucía y en el lodazal de San Fermín, acaparan la atención nacional y encuentran unos discípulos en Aranda de Duero donde tres futbolistas muy jóvenes violan a una chica menor de edad.
Debe ser el signo der los tiempos o, lo que es lo mismo, la mierda de sociedad que tenemos montada.
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.