Para mantener la fe en la especie humana, en el pretenciosamente llamado homo sapiens, tendríamos que vivir ajenos a la página de sucesos porque es un fiel reflejo de la maldad del hombre. Hoy, con nuestros medios y modos de comunicación, es imposible.
Han coincidido tres hechos terribles.
En Brasil dos adolescentes, intentando emular a sus vecinos del Norte, acribillan en su Instituto a decenas de compañeros matando a 10 de ellos.
En Nueva Zelanda unos descerebrados nazis difunden la masacre cometida contra islamistas que rezaban en dos mezquitas. Veremos si no hay una respuesta trágica del yihadismo en alguna ciudad europea.
En Valencia unos padres asesinan a sus hijos de 5 meses y 3 años. Con su perfil y su modo de vida se les debió retirar la patria potestad. El proteccionismo legal a veces resulta trágico para los niños.
Hartos de ver que los adultos no hacen nada por frenar el deterioro medioambiental, conscientes de que no se lucha contra los efectos del cambio climático y aumenta el número de negacionistas poderosos, han decidido dar un paso adelante y protagonizar las acciones de denuncia que sean necesarias.
Hay dos factores sorprendentes: se trata de adolescentes de todo el mundo(una edad en la que no es frecuente implicarse en movimientos sociales) y el fenómeno lo ha iniciado una chica de 15 años, la sueca Greta Thumberg, que un Viernes decidió no entrar a clase y manifestarse frente al Colegio (espero que los profesores le considerasen justificada la falta).
Nos están diciendo fuerte y claro que ellos si desean un planeta mejor para sus hijos.
Así da gusto ver a los adolescentes. Habría que hacerles caso.
Si salimos de la asfixiante matraca catalana podríamos plantearnos la conveniencia de debatir acerca de asuntos relacionados con la bioética que son de indudable interés y no deben permanecer en el limbo de la alegalidad, que en una sociedad avanzada y madura deben estar sometidos a normas reguladoras para que sus miembros sepan a qué atenerse.
Uno de esos temas es la eutanasia. En principio parece que, si se dan las condiciones adecuadas, una persona puede decidir cómo quiere enfrentarse a eso tan terrible que es la muerte. Si quiere evitar un trance final doloroso, humillante y angustioso para los suyos, nadie tendría que oponerse. Es cuestión de racionalidad y sensibilidad.
Conviene recordar que estas leyes, como pasó con el divorcio y el aborto, sólo despenalizan lo que era delito, no obligan a quienes deseen actuar de otro modo.
Compañeros muy relevantes de lo que se suele llamar vieja guardia no se sienten cómodos en este PSOE de Pedro Sánchez pero aguantan confiados en que “todo pasa”.
Ahora también se producen algunos abandonos sonados y es significativo analizar las reacciones de los actuales dirigentes.
En el caso de la exportavoz Soraya Rodríguez, Ábalos dice: “Me produce horror político”; la vicepresidenta:” Sólo un tonto no juzgaría por las apariencias” (por eso ella dice que no hace juicios) y el alcalde de Valladolid, que es el dóberman que sueltan en estos casos: “Se va porque sabía que no iba a seguir viviendo del partido” (¡!)
El exministro Corbacho estará en una candidatura de CS.
Pero estos líderes insignes no buscan las causas del descontento, de la desafección, ellos siguen ocupados en descalificar e insultar.
Un cartel muy elocuente: el gran líder puño en alto arengando a las enfebrecidas masas, cual Lenin triunfante. La palabra “VUELVE” expresando que no estaba “ido” sino en una especie de retiro voluntario para recargar pilas y continuar su peculiar revolución.
Las críticas surgen pronto porque lo cierto es que el cartel les revienta toda su estrategia y doctrina. Nada de equipo, el protagonismo femenino es insuficiente, la complejidad de la situación exige el retorno del macho dominante, del patriarca.
Y para colmo, ante el ridículo que han hecho, la pareja podemita navatícola no asume su responsabilidad, dice que no conocía esa imagen y la critican fuertemente. Admitir que eso es cierto conduciría a la conclusión de que en Podemos se hacen cosas a sus espaldas…¿Ustedes lo creen?
Conocí a Pity Alarcón cuando era directora de TeleMurcia. Un conocimiento breve y episódico pero suficiente para percibirla como una mujer inteligente, seria, buena profesional. El otro día vi un programa de 7RM en el que se repasaba su biografía y he cambiado la idea que tenía de ella: ahora me parece una mujer excelente que ha vivido diferentes etapas con entrega total y eficacia, sobre un fondo de sentimientos digno de ser resaltado.
Así se lucha por los derechos de la mujer, se ganan batallas en aras de la igualdad, no con estupideces lingüísticas, superficiales y subvencionadas.
Considero un honor convivir con ella en el espacio que nos brinda La Opinión. Y creo que compartimos algo más sutil en el terreno de las ideas; aunque yo soy mucho más crítico que ella con quienes hoy las representan y las gestionan.
Quien no crea que hay que seguir luchando por la igualdad real entre hombres y mujeres no es retrógrado; es, simplemente, imbécil.
La igualdad legal ya no es suficiente, hay que cerrar toda brecha intersexual, no sólo la laboral, también la psico-socio-cultural.
Lo único discutible es el modo y el ritmo en que debe desarrollarse el proceso. Dada su importancia, no debería usarse como arma arrojadiza ni proceden actitudes unilaterales, se exige una actuación conjunta hombre-mujer. A ello hay que añadir que sería uno de los espacios políticos en los que podrían convivir los diferentes partidos, acordando y definiendo criterios y medidas necesarias, trabajando con el silencio del proceder racional y sabiendo que se requiere tiempo.
El éxito estaría garantizado y los frutos se verían pronto.
Si el PSOE hubiera mantenido su naturaleza socialdemócrata, racional, antinacionalismos separatistas, etc, no tendría inconveniente en liderar un bloque de centroizquierda; es decir, pactar con CS durante una legislatura (se sumarían PNV y CC y el PP no podría votar en contra junto a Podemos y secesionistas). Las diferencias no son insalvables, bastaría con ceder un poco por ambas partes.
Pero esto no deja de ser un sueño y los sueños, sueños son, como dijo Calderón.
El PSOE de Pedro Sánchez ha preferido otra opción perniciosa y peligrosa, casi contra natura.
Ahora, sea cual sea el bloque ganador nos espera un panorama poco halagüeño, lleno de provocación y tensión.
No se puede descartar la idea de que algún día el PSOE vuelva a estar dirigido por alguien sensato, lejano del arribismo y la egolatría. Ojalá sea pronto.
Y no en sentido metafórico sino literalmente, metidos en una isla. Así es como van a solucionar en Dinamarca el problema de los inmigrantes ilegales que han cometido algún delito y están pendientes de expulsión.
Afirma el gobierno que “los extranjeros que han abusado de la confianza de la sociedad y han delinquido no pueden ser bien tratados”
Una respuesta más al tema que se debate en toda Europa y cada vez con mayor intensidad.
La verdad es que la integración efectiva en el país que los acoge es casi imposible y la mayoría tampoco se esfuerza por conseguirla. Gente joven, fuerte, sin ocupación ni arraigo y en esa circunstancia es fácil incurrir en conductas delictivas.
El capítulo mas preocupante es el de los peligrosos islamistas radicalizados con antecedentes. ¿Qué hacer con ellos, hay que esperar a que actúen?
De vida y de muerte, camas y tumbas, colchones y lápidas. Al presidente le están amargando el final de legislatura.
Su primera decisión personal de cambiar el colchón en la Moncloa (que ya estaba cambiado) ha sido motivo de burla.
Su primera medida política de exhumar a Franco en plan bravo, unilateral y electoralista, tampoco le va muy bien y tendrán que resolver los tribunales de Justicia.
Es buena ocasión para que los partidos que se dicen democráticos solucionen el tema del Valle de los Caídos, donde sobra hasta la cruz que no simboliza allí precisamente el amor fraterno.
Otra losa de la que no se libra Sánchez es la que suponen sus apoyos partidistas que, según parece, podrían reeditarse. Este sería el peor de los temas mal resueltos porque las consecuencias las pagamos todos
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.