8-M: EL EPICENTRO

 

La significación del 8-M en la pandemia ya quedará para siempre enredada en el rifirrafe partidista.

No era fácil prever la malignidad del virus, aunque a principios de Marzo había datos para adoptar medidas más restrictivas; de hecho se habían cancelado importantes reuniones. Pero aquella celebración era imparable. Todo el gobierno implicado, ministras compitiendo entre sí para ver quien era más feminista, las pancartas preparadas, los atuendos, los cánticos y los saltitos. Todo el que aspirara a algo tenía que dejarse ver por allí. Para justificarla hubo que mantener otras que servían como coartada.

Sólo hay que usar el sentido común y contar los días que van desde el contagio a los síntomas para sacar conclusiones.

Ahora cualquier cretino/a te tilda de retrógrado si criticas aquella pueril manifestación. El largo camino que queda por recorrer en la lucha por el feminismo se acortaría si lo realizaran personas sensatas.

 

 

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