El derecho a la vida, libertad y propiedad, bases del Liberalismo, es la razón que alegan los norteamericanos para justificar su empleo masivo e indiscriminado de armas de fuego. Saber disparar es casi una asignatura que se aprende en casa y, a partir de ahí, entre perturbados de amplia gama, delincuentes habituales y policías de gatillo fácil se producen 11.000 muertes al año por esta causa.
Se defienden del enemigo exterior y son permisivos con el interior que causa muchos más muertos.
El último tiroteo ha sido en Oregón, donde hace cuatro días andaban matando indios y búfalos mientras nuestros bisabuelos leían a Cervantes.
Ellos eligen esa situación, su way of life. Tienen lo que se merecen.