Ha querido el destino – y otras cosas- que tenga vuesa merced otra ocasión para presentar su oferta a los españoles.
Sírvase de la experiencia y evite porfiar en el error, que no es esa cualidad que adorne a quien aspira a tan alta magistratura; sosiéguese, que últimamente aparece muy soliviantado; no se deje llevar por sus personales cuitas; no vea enemigos furibundos donde sólo hay adversarios; no os seduzca con sus encantamientos y suaves formas ese al que llaman “el Palabricas” porque sería su peor aliado.
Un agravio por desfacer es la candidatura de Madrid: mande a la comandanta y a la tránsfuga a sus lugares de origen, que ninguna dellas se asemeja a la sin par Dulcinea, coloque a quienes le profesan aprecio.
Recuerde los gloriosos días que su Orden de Caballería ha vivido y procure recuperarlos.
Gracias Fernando por escribir estos micro artículos que son pequeños en tamaño y grandes en contenido, un saludo
Muchas gracias a tí ,Sacra,por tu generoso comentario que,entre otras cosas,me anima a seguir escribiendo.