Una de las curiosidades que ha traído este nuevo mundo informático es la aparición de estos sujetos, expertos en ciberseguridad que pueden poner su habilidad al servicio de causas de naturaleza muy diferente.

Abundan los casos en que pasan de perseguidos por la ley a fichados por grandes empresas con magníficos sueldos; eran piratas y se convierten en defensores del Sistema. Son un buen ejemplo para comprobar la delgada línea que a veces separa lo ilegal y criticado de lo legal y admirado.

Telefónica acaba de nombrar jefe de datos a Chema Alonso.

Pronto habrá que regular su formación mediante una carrera universitaria y que tengan el título de “hacker”. Claro que eso les quitaría parte de su encanto.