Esa es la sentencia que ha pronunciado el secretario de Podemos para referirse a la ruina del PSOE: “Este es el fin de un largo ciclo”; le falta decir: “A partir de ahora la izquierda es mía”. Presume de conectar mejor con los jóvenes y tener el voto más dinámico de la sociedad, el más creador de opinión. Está exultante porque sabe que habían empezado a desinflarse pero intuye que el panorama va a cambiar.
Y tal vez acierte ya que aquel torticero “No es no” saldrá mucho más caro de lo que sospecha su autor. Al final ha logrado quebrar al partido, fortalecer a Rajoy y engordar a Podemos.
Pese a todo, amenaza con volver aclamado por sus queridas bases.