AMBIVALENCIA

 

Fidel Castro ha muerto con 90 años. Larga vida, larga dictadura, largos discursos. Un personaje histórico en el que pueden valorarse aspectos positivos pero sin  ignorar los negativos.

Está bien derrocar a un dictador corrupto pero no para acabar convirtiéndote en otro. Gozó de ciertas simpatías, fue visto como figura revolucionaria atractiva en la década de los 60 pero 50 años después de seguir en el poder por la fuerza se pierde todo encanto.

Luchó por la igualdad con notables logros en sanidad y educación pero a costa de sacrificar la libertad de tal modo que aquello estaba lejos de ser el “paraíso cubano”.

Las revoluciones no pueden ser tan largas. En fin, descansa en paz, comandante, que los cubanos también lo harán.

 

 

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