Todas son lamentables pero algunas lo son especialmente: las víctimas del machismo furibundo y, sobre todo, las de niños/as que se ven abocados a la terrible solución del suicidio. Existen más casos que antes aunque también se divulgan mucho más.
Estamos ante un caso lacerante que obliga a revisar el papel de todos los agentes del proceso socializador.
Los padres de los acosados deben preparar a sus hijos para afrontar estas situaciones y los de los acosadores corregir con rigor actitudes que siempre son indicativas. En los colegios hay que esforzarse por prevenir y detectar a
estos aprendices de psicopatías(que no deberían escapar de rositas).
Los medios de comunicación exhiben modelos anoréxicas y conductas agresivas por doquier.
Demasiada violencia en nuestros niños. Se requiere un esfuerzo para erradicarla.