Los partidos de la derecha más radical crecen en Europa por su rechazo a la inmigración ilegal. La verdad es que fuera de eso tienen poco que ofrecer.
El número de pateras y el porcentaje de voto ultra son magnitudes directamente proporcionales. Los inmigrantes ignoran que su hambre y su desesperación alimentan nuestra agresividad y nuestro rechazo.
Parece que, imitando la consigna liberal, dijéramos: “dejadlos llegar, dejadlos morir o malvivir”, que el paso del tiempo irá solucionando el problema. Pero habrá que afrontarlo y regularlo porque desde países más ricos con baja natalidad seguiremos demandando “mano de obra” más pobre y abundante.
Mientras tanto crecen la xenofobia y el racismo. Los beneficiarios son las mafias traficantes y la extrema derecha.