para ser la primera potencia mundial. Pronto lo será en economía pero no se conforma con eso y avanza imparable en otros frentes.
Su PIB crece un 6%, aumenta su presupuesto militar para el que ya es el ejército más poderoso del mundo, fomenta la investigación y el desarrollo, defiende un comercio internacional abierto porque su balanza es intensa en ambos sentidos, va disminuyendo las desigualdades periferia-centro, urbano-rural y aumentando la cohesión social.
Combina el control político con la eficacia económica (Deng Xiaoping: “un país, dos sistemas”) y se despliega sigilosa pero firme por África y Latinoamérica. Han encontrado en Xi Jinping un gran presidente.
Mientras, Trump sigue haciendo el imbécil con su trasnochado proteccionismo que tendrá consecuencias globales.