Cuando parecía que entrábamos en una etapa de estabilidad con los presupuestos aprobados y los golpistas bajo el control del 155, la sentencia sobre la trama Gürtel deja al PP con las vergüenzas al aire y provoca un terremoto.
Surgen movimientos oportunistas de todos los partidos: CS quiere unas elecciones que espera ganar; Podemos se lanza a la yugular de Rajoy e “invita” al PSOE a una moción de censura que pronto es aceptada y registrada sin consultar a los órganos de gobierno y, mucho menos, a los militantes.
Rajoy desconcertado, Rivera contrariado, Iglesias exultante, Sánchez expectante, el PNV hamletiano y los secesionistas gozosos. Cada cual con su particular estrategia mientras crece la inestabilidad y el mundo económico expresa su miedo. Hagan juego.
Como en Las Frondas, en la Francia del XVII, lo único que comparten los “insurrectos” es el odio a Rajoy/Mazarino, así que no prosperará la moción.
Lo grave sería que prosperara yque un auténtico tren de los horrores iniciase viaje con locomotora y vagones tan heterogéneos.
Si alguien piensa que no somos un país serio o, al menos, que no tenemos una clase política seria,resultaría difícil argumentar en contra.