Es un periodista de trayectoria dilatada y curiosa. Saltó a la fama en RNE con el personaje del señor Casamajor, un abuelete cascarrabias pero gracioso. Pasó a Tele-5 y desde sus crónicas marcianas empezó a prostituir y degradar todo lo que tocaba; tuvo la inestimable ayuda de Pepe Navarro que cruzaba el Mississipi para difundir vulgaridad y sensacionalismo.
Se empezaba a “sardificar” el ambiente y, claro, tenía que ser en Tele-5.
Continuó dando tumbos por varios medios hasta que terminó por ser acogido en La Sexta, donde lo tienen como estrella de tertulia.Y cumple bien: provoca, interrumpe, dice estupideces y se muestra muy de izquierdas. Uno de esos progres de salón y champán tan superados. No creo que dignifique un debate. Podría cerrar su propio ciclo y volver a Casamajor.