Cuando no se tiene mayoría la negociación para aprobar unos Presupuestos puede resultar preocupante y/o denigrante.
Cobran protagonismo todos los potenciales apoyos del gobierno minoritario y por ahí andan, haciendo la calle con el bolso en bandolera y pregonando sus tarifas por el “servicio” que prestan.
Desde Cataluña se oye: “Quiero más dinero que nadie, mejores infraestructuras (extremeños y murcianos que se jodan con sus trenes) y apoyo a mi locura independentista”
El PNV tuvo su premio pero también recibirá más que otros proporcionalmente.
Podemos pide incremento de gasto social y financiar todo lo que le pueda aportar votos.
Este espectáculo de desigualdad e insolidaridad lo protagoniza un partido socialista en pleno proceso de desintegración por satisfacer a un obseso del poder.