En los tiempos que corren es difícil mantener una conversación confidencial en secreto. Ya no está uno seguro ni en el confesionario.
El payasete simpático que gobierna Cantabria hace pública su conversación con el Rey sobre un tema tan sensible como la deriva catalana.
El insolente Varufakis- que grababa en secreto las reuniones del Eurogrupo- señala las contradicciones del ministro español según hable en privado o a los medios de comunicación.
El incontinente Juncker, Presidente de la Comisión, nos cuenta que Rajoy era reacio a la solución griega por intereses electorales.
Esto parece la comidilla propia de un gigantesco patio de vecinos lleno de personajes que se “filtran encima”.