El personaje de Torra es suficientemente conocido como para no llamarse a engaño; sus aptitudes y actitudes lo retratan de un modo inmisericorde.
Pero no deja de sorprender porque aunque sepas que es un imbécil provocador no sabes con que imbecilidad o provocación va a salir cada día. En plena pandemia llegó a decir que si Cataluña fuera independiente allí habría muerto menos gente. Ahora, levantado el estado de alarma y ejerciendo sus competencias plenamente, en Cataluña hay más muertos y contagios que en el resto de España.
Le llueven críticas de ciudadanos y alcaldes por su torpeza y sus contradicciones. En cuanto lo sitúas frente a un tema serio que tiene que gestionar aparece como el inútil que es, capaz de nadar sólo en las aguas de la provocación y la demagogia.
Pero él no se cansa de ser un títere cretino del botarate Puigdemont.