Parece lógico que en la esfera política (y en general) uno se relacione y cree vínculos con quienes le son afines.
Como toda regla, tiene su excepción. Ahora tenemos a Podemos, cuya relación de enemigos es amplia si nos atenemos a su trayectoria: la Monarquía, los inversores, el Ejército, la Banca, los empresarios (especialmente los del Ibex-35), Policía y Guardia Civil, la casta (que debe ser la burguesía que sostiene el Sistema), etc. Tiene amigos antisistema, independentistas y etarras.
Por otro lado, está el PSOE que ha gobernado España, era un partido serio y no considera enemigos a los citados.
Luego no es extraño que ese pacto con abrazo entre ellos se considere contra natura, sólo explicable desde la ambición de los “abrazantes”.
Y es que el enemigo de mis amigos no debe ser mi amigo y el amigo de mis enemigos, tampoco.