Manejada, engañada, tirada a los pies de los caballos y con una fuerte humillación política. Así es como ha dejado Pedro Sánchez a Inés Arrimadas en su nueva andadura como presidenta de Cs.
ERC negaba sus votos al socio socialista y este, en una burda maniobra, ha seducido a Dª Inés y ha logrado su apoyo para prorrogar el estado de alarma.
¡Vaya un regalo de maternidad que te han hecho! Resulta que te han colocado en una foto con Podemos, PNV y Bildu, tres partidos a cual más alejado de tus principios. Para colmo el indigno Tezanos filtra el dato envenenado de que estáis creciendo.
Al asumir un liderazgo uno tiene que marcar diferencias con su antecesor, hay que “matar al padre” decía Freud, pero yo creo que este bandazo con respecto a Rivera en Abril-19 ha sido brusco e inoportuno. Es dudoso que aporte apoyos de militantes o votantes.
Cuando lo oí en un informativo me costó trabajo creerlo. Luego las palabras me acudían a borbotones y ninguna era buena.
Bildu le imponía a Pedro Sánchez la obligación de derogar la ley de Reforma laboral a cambio de abstenerse en la votación para seguir la prórroga (que no era necesario).
Bildu protagonizando un tema de esta naturaleza y envergadura y el presidente dejándose chantajear por quienes brindaban cada vez que ETA asesinaba, socialistas incluidos. Dos cosas dignas de admiración.
Sin entrar en el fondo de la reforma laboral, este movimiento partidista es casi increíble. Cada vez hay más indicios de que algunos pretenden cargarse el aparato productivo, destruir a las empresas y caminar hacia una sociedad subvencionada.
Mala deriva lleva el barco. En Venezuela también pensaban que no podía ocurrir allí, el país más rico de Latinoamérica.
No era difícil pronosticarlo hace dos meses y ahora los organismos pertinentes lo van corroborando: 2020 va a ser un annus horribilis para nuestra economía con todo lo que ello implica; se batirán records históricos en los principales índices macroeconómicos.
Las cifras tienden a ser redondas, acabadas en cero. Se estima una caída del PIB del 10%, el paro alcanzará el 20% de la población activa, la deuda se dispararía al 120% y el déficit hasta el 10%.
Estas cifras anticipan una debacle de gran calado que sólo puede afrontarse desde un gobierno serio, solvente y con partidos predispuestos al acuerdo. O sea, justo lo contrario de lo que tenemos: un gobierno bicéfalo refugio de incompetentes y unos partidos que se agotan en sí mismos, en sus intereses.
Nada parece apuntar a que se produjeran los deseables y necesarios recambios.
Un caso singular y de alcance histórico por lo que tiene de valiente y atípico. Bernie Sanders, 78 años, senador por Vermont, se atreve a llamarse socialista en USA y defender políticas de izquierda, algo que por allí no es “políticamente correcto”.
Inició con fuerza su campaña y obtuvo buenos resultados pero pronto se vio que la gente se inclinaba por el exvicepresidente Joe Biden y Sanders, en un gesto que lo honra, se retiró de las primarias para facilitar la concentración del voto demócrata frente al calamitoso Trump.
Con todo, Biden no es el líder fuerte y atractivo que sería necesario en Noviembre. Y tal vez mujeres, negros e hispanos vuelvan a votar a Trump (otro “electorado” que muestra comportamientos incomprensibles); será un plebiscito sobre él, para decidir su continuidad o su cese.
Muchas son las cosas de las que se ha dicho que van por barrios. Ahora son las manifestaciones y caceroladas contra Pedro Sánchez y su gobierno por la gestión de la pandemia.
El inicio ha sido muy elitista porque han elegido el barrio de Salamanca, una de las zonas más ricas del país. Lo están haciendo envueltos en la bandera de España (error en la apropiación del símbolo) y sin guardar la distancia de seguridad exigida.
Se dice que Iván Redondo está encantado porque le proporcionan una imagen semejante a la de la plaza de Colón que tantos votos les dio.
La protesta se va generalizando, pero ha nacido con un sesgo difícil de borrar y parece que sólo la extrema derecha puede protestar contra este gobierno. Electoralmente compensarán las torpísimas actuaciones que están teniendo los ministros comunistas.
De vez en cuando y desde cualquier partido surge una voz que se asemeja a un rebuzno. Ahora le toca a Simancas, representante de la vieja guardia y de aquella época en la que el PSOE ganaba elecciones con holgura, mantenido para simular que hubiera una línea de continuidad entre aquel partido y este; ha sobrevivido a mil batallas lo cual ya indica que tiene una piel dura y un alma acomodaticia.
Afirma que Madrid tiene la culpa del alto número de fallecidos, sin detenerse a considerar el número de habitantes, algunas decisiones de su gobierno o la negligencia de su vicepresidente con las residencias. Lo hizo el mismo día que Cataluña doblaba la cifra de muertos de Madrid, pero con los socios catalanes no hay quien rechiste.
Tantos años ante un pesebre te obligan a tener que decir con frecuencia:“mu”.
La pandemia está obligando a la Administración a forzar las máquinas, especialmente en algunos sectores. Y los resultados están lejos de ser satisfactorios.
Si es criticable que no se establezcan acuerdos con la oposición, lo es mucho más que no se logren ni siquiera dentro de un gobierno cuando este resulta de la suma de dos partidos.
Es algo que se ha hecho patente en el gobierno central entre PSOE y Podemos o en el gobierno autonómico murciano entre PP y Cs. Así se hace bueno el tópico de que carecemos de buenos líderes, de gente solvente con altura de miras, capaces de ver más allá de sus intereses partidistas y electorales, de transitar por la “res pública” con la generosidad y la dignidad exigibles.
Se inhabilita a un político por corrupción y debería ser posible hacerlo también por incompetencia. Pero, claro, qué jueces harían ese diagnóstico.
Otra polémica estéril que podía haber sido evitada. El estado de alarma, su alcance y su duración se ha convertido en arma arrojadiza entre los partidos.
Después de dos meses y cuatro prórrogas son muchos los expertos que opinan que hay leyes en nuestro ordenamiento jurídico (cuatro al menos) que permitirían levantar el estado de alarma sin perder sus garantías sanitarias y amparar más algunos derechos básicos.
El presidente se empecina en mantenerlo porque está más a tono con su modo personalista de gobernar, amenaza con falsos desastres si se retira y aprovecha la fragmentación partidista.
La oposición lo acusa de hacer un uso espurio de ese recurso constitucional y usarlo como coartada para otros fines (indultos, ley de educación, CNI, etc)
Mientras, los españoles aceptamos con una jodida e impuesta resignación que sean incapaces de reunirse y tomar decisiones en función de lo que interesa a los ciudadanos.
Hay imágenes que ya permanecerán siempre en quienes vivimos esta terrible pandemia. Una de las más destacadas será la de Fernando Simón, autoridad y portavoz sanitario.
Al asociar su figura con algo perjudicial se produce un efecto de condicionamiento que te lleva a valorarlo negativamente.
Lo cierto es que, hechas estas consideraciones, me sigue pareciendo un personaje muy criticable, por el fondo y por la forma (un buen amigo lo tilda de impresentable y melifluo).
Erró seriamente, frente a otros, al pronosticar la malignidad potencial del virus, dio consejos contraproducentes y contribuyó a que permaneciésemos con la guardia baja en la primera fase, la más decisiva.
Y en cuanto a su aspecto, no vale el argumento de que cada cual viste y aparece como quiere. Por respeto a los demás tiene que guardar formas propias de su entono sociocultural, lo que se espera de una autoridad representativa en ciertos momentos.
Cada uno es libre de creer en lo que estime oportuno y digno de crédito, sobre todo si sacamos a pasear ese don tan sutil que es la fe y nos movemos en campos religiosos.
Ante el Coronavirus ha habido dos credos religiosos con comportamientos que merecen un análisis, diferenciándose ambos del resto del mundo con su temeraria actitud.
Por un lado los ultraortodoxos judíos, esos impresentables parásitos que no trabajan ni prestan el servicio militar porque han de centrarse en la interpretación de sus sagradas escrituras, como si aún quedase algo por examinar.
Por otro Iglesias Evangélicas, contrarias al confinamiento que celebran sus cultos, propagan el virus y se muestran desafiantes, votan a Trump y Bolsonaro, sus líderes naturales tan irresponsables y negacionistas como ellos.
Exhiben su desprecio hacia la ciencia y las virtudes cívicas. Les falta racionalidad, respeto y tolerancia; les sobra confianza en Dios.
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.