Hay muchos indicadores de que el cambio climático es una realidad incuestionable y este es uno de los más tristes. Estos árboles enormes, milenarios, casi capicúas, los tìpicos de película africana, se están muriendo y todo apunta al incremento de temperatura y la escasez de agua como causas.
Sus sensibles raíces acarician lo más profundo del planeta y no detectan nada bueno, hasta el punto de que han decidido dejarnos un mensaje: “mi paz os dejo, mi paz os doy, que os vayan dando que yo me voy”
Entre tanto, el energúmeno Trump sólo mira por sus intereses y ayuda a deteriorar el medio ambiente; muchos se ponen de perfil porque no ven la amenaza a corto plazo y tardan en reaccionar.
¡Pobres baobab, con el homo sapiens habéis topado!