A lo largo de 2017 dos funestos personajes han competido entre sí y no precisamente por la excelencia sino más bien por la necedad, la terquedad y la irresponsabilidad. Son Trump y Puigdemont, separados por 6.500 Kms. pero unidos en su afán por causar estragos en los territorios donde gobiernan y encerrados en su endogámica actitud: “América primero o Cataluña lo único”.
Todo lo que tocan genera tensiones indeseadas; el uno casi recupera el superado clima de guerra fría. El otro crea la máxima tensión entre su Comunidad y el Estado español.
Y siguen con sus mensajes en twitter y sus comunicados televisados desde su refugio como prófugo. Desgraciadamente no nos harán el gran favor de librarnos de su presencia en 2018.