CONSELLER ROMEVA

 

 

El tema catalán es lo suficientemente

serio como para permitirse bromas pero también tiene su parte jocosa como es el caso de este consejero. Él se considera ministro de Asuntos Exteriores y gasta mucho dinero público abriendo “embajadas” en varios países donde es recibido por porteros y conserjes. Hace tiempo declaró que cuando veía un F-18 sobrevolando Barcelona sentía la amenaza de un posible bombardeo.

Ahora se ha descolgado afirmando que “los catalanes entendemos bien a emigrantes y refugiados porque nosotros también lo somos.Y ahí sigue, haciendo el ridículo.

Lo cierto es que hay más tontos que nunca ocupando espacios públicos porque la sociedad calla y asiente. Este, desde luego, no tiene un pelo de inteligente.

 

 

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