Hasta hace poco esas dos palabras formaban un oxímoron del tipo “ardiente nieve” o “instante eterno”. Los profesores te explicaban que esa enfermedad mental era propia de estadios más avanzados de la vida, no de la adolescencia y la juventud.
Ahora la OMS informa de un notable incremento en los jóvenes durante las últimas décadas.
Siendo preocupante, el dato se agrava cuando consideramos que se asocia con altas tasas de suicidio, hasta el punto de afirmar que en España es la primera causa de mortalidad juvenil.
La depresión refleja los niveles del ser humano como unidad bio-psico-socio-cultural. Existen fármacos eficaces pero habría que complementarlos con medidas ambientales y no se observa voluntad de afrontar los necesarios cambios tras un serio diagnóstico.