Decía Cánovas, con cierta ironía, que “español es el que no puede ser otra cosa”. Parece un juicio muy severo pero lo cierto es que en España empiezan a ocurrir cosas que no se dan en otros lugares.
El fenómeno de los okupas es ya preocupante. Se consideran asistidos por normas universales e inmutables basadas en la naturaleza humana y no es verdad. Invadir propiedad privada es ilegal y el principal cometido de un Estado de derecho es defender la ley.
Están más fuertes que nunca porque sus colegas son concejales y alcaldes; lo suyo es lo progre y lo correcto; estudiar, trabajar, pagar alquiler o hipoteca es reaccionario.
Un país serio no puede consentir esto… ¿o llevaba razón Cánovas?