El profesor de religión Roberto P. S. (¿por qué no escribís sus apellidos?) ha abusado sexualmente de nueve niños -seguro que son más pero los padres prefieren callar- y no ingresará en prisión por ser cada condena inferior a dos años.
Yo creo que así no se defiende una sociedad de estos aberrantes individuos que cometen uno de los más repugnantes delitos al implicar a menores que quedarán marcados de por vida.
Sería distinto si en el mismo juzgado un padre le hubiera dado un cogotazo en su asqueroso cuello haciéndole tragar los 2.000 euros de la multa y luego Roberto ingresara en una de esas cárceles en las que te tienes que amagar para coger el jabón de la ducha. Justo destino.