EL BALCÓN

 

No era el más listo de la clase pero bastaba con su entrega a la causa. Lo mantuvieron bien motivado con grandes subvenciones a su periodicucho y él se creía periodista. Fue alcalde y contribuyó generosamente a llenar las arcas de su partido con dinero de las adjudicaciones.

Con una crisis llegó su momento. Le hicieron prometer que se inmolaría en el altar del independentismo y lo lanzaron a la palestra. Él sólo quería realizar su gran sueño: verse en el balcón emulando a su ídolo histórico proclamar el Estado catalán en 1934.

Ha desafiado al Estado de derecho y envenenado a la sociedad pero nada le impedirá la anhelada foto.

Por cierto, también hay una foto histórica con su antecesor y su gobierno tras las rejas de una prisión.

 

 

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