Todo el mundo espera que se produzcan “gestos” sobre el futuro del rey Juan Carlos, hasta el Gobierno apremia en ese sentido.
¿Qué gesto se considerará adecuado y suficiente para liquidar un reinado que gozó del apoyo popular y el reconocimiento internacional?
Haberse deslizado por terrenos ilegales e inmorales no le puede salir gratis, pero tampoco debe prevalecer la actitud de los carroñeros que quemarían hasta los sellos con su imagen. También parece exagerado condenarlo al exilio cerrando así un ciclo histórico.
Felipe VI, su hijo, tendrá que tomar la iniciativa y adoptar duras medidas como excluirlo de la Casa Real, desalojarlo de Zarzuela y pedirle que voluntariamente se retire a vivir tranquilo dentro o fuera de España.
Cuestión aparte será dilucidar su probable delito fiscal.
Tema feo y abrupto que estimula impulsos destructivos cuando andamos sobrados de ellos y menos falta hacen.