Algún líder político plantea la posibilidad de un nuevo Plan Marshall para África, ese que sirvió para paliar las consecuencias de la II Guerra Mundial en Europa.
Parece indiscutible que el mejor modo de controlar la emigración es evitarla creando condiciones que no la hagan necesaria ni deseable.
África es una bomba demográfica y no podemos africanizar Europa. Los países desarrollados tienen que volcarse con ayudas de todo tipo: desde la inversión hasta la educación pasando por la planificación familiar.
Ese plan tendría el complemento de las “ofertas” económicas de China para condonar deuda y fomentar el progreso a cambio de estar cada día más implantados en el continente. Ellos son políticos hábiles que manejan el largo plazo.