Volvemos a cometer el “pecado” histórico de juzgar y valorar hechos del pasado con la mentalidad del presente. No es válido porque no cumplimos con la obligación de considerar el contexto en el que algo sucede, pero lo ignoramos sistemáticamente y de vez en cuando surgen movimientos iracundos que arrasan con el pasado sin miramientos. Es el caso de la oleada antirracista nacida a raíz del asesinato policial (uno más) de George Floyd.
Por supuesto que algunos personajes deben ser reinterpretados; lo que ocurre es que ya está hecho y han pagado el peaje que exige la Historia. Ningún exceso es bueno y parece tan estúpido retirar una película clásica como comparar a Colón con Hitler o Stalin.
A ver si un día tenemos brote antirreligioso y hay que cambiar de nombre a las ciudades “con santo”. En California habría faena y en España vaciábamos el mapa.