Es una frase repetida cuando se nos facilita información sobre la evolución de la crisis sanitaria, es un latiguillo indicativo de impotencia e imprevisión con el que nos preparan para ir asimilando esta calamidad que produce, y va a seguir produciendo, el coronavirus.
También será mucho peor la situación económica que va a generar.
Y políticamente no hay síntomas de que vayamos a mejorar si seguimos padeciendo un Gobierno que ha mostrado sus carencias y contradicciones, acepta apoyos de partidos y personas que han exhibido su condición miserable de un modo casi impúdico, destacando entre ellos estos canallas desalmados a los que sólo preocupa el dolor de los suyos, indiferentes al sufrimiento que se sitúa fuera de sus pequeñas fronteras, llegando incluso a desear la muerte de quienes viven en Madrid.
No es fácil encontrar algo que vaya a ser mejor.