Tremenda palabra cargada de negatividad y dureza; no hay más que recordar aquello de “echar una maldición” a alguien.
Quitando hierro (semántico) al tema, usándola sólo en la acepción de mal-decir, de expresar una opinión desfavorable:
-malditos sean quienes contribuyen a corromper el sistema por atender a su beneficio personal.
-malditos quienes, cabalgando sobre la indignación popular, mixtifican y engañan enredados en sus logomaquias.
-malditos quienes, falseando la Historia, pretenden situaciones de privilegio y tensan la convivencia nacional.
-malditos quienes cometen crímenes atroces en nombre de su Dios.
Malditos sean todos y eternamente lo sean. Ojalá salgan de nuestro campo perceptivo.