MÁS SOBRE EL 28-A

 

Sin duda ha sido una jornada histórica por muchas razones, pero no está claro con qué tonalidad se escribirá esta página. Los resultados no vienen a traer mucha tranquilidad para el país, no permiten la deseada estabilidad ante los retos que se avecinan.

Bajo la superficie de declaraciones y porcentajes se percibe un curioso movimiento tectónico: el independentismo hace crecer a la extrema derecha y esta, a su vez, produce aumento de participación y voto de miedo que fortalecen al partido que dependía de los separatistas.

El corrimiento de la falla hispánica del centro derecha ha provocado un terremoto de alta intensidad que causa estragos en los tres partidos.

Tanto gobernar en solitario como mal acompañado supondrá aumentar el gasto público con sus fatales consecuencias y el cabreo nacional por las concesiones al independentismo.

 

 

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