Tras el grotesco espectáculo catalán sería bueno sacar algunas conclusiones pertinentes. Revisar el título VIII de la Constitución para estructurar mejor el Estado Autonómico. Atención especial a las competencias en enseñanza, el modelo educativo ha de ser más homogéneo y, sobre todo, evitar que se inyecte veneno en el cerebro de los alumnos. Superar el 5% de los votos para estar en el Congreso; el espacio propio de los nacionalismos es un Senado profundamente reformado y reducido. Suprimir policías autonómicas; con la local, la nacional y la Guardia Civil es suficiente.
No obsequiar con grandes inversiones a los más desleales (ya lo hizo Franco). Ser inflexible con grupos radicales y es lógico porque si son antisistema, el sistema se defiende de ellos. Etc…
¿Tenemos políticos capaces de plantear esto?
Sería lógico y señal de que hemos aprendido algo. También sería lógico que inhabilitaran, multaran y encarcelaran a los miembros del Govern y del Parlament que hayan delinquido, para que todos pudiésemos comprobar que el Estado de Derecho funciona. Por otra parte, sería interesante que la ley electoral promoviera la existencia de partidos nacionales.
Ya no queda más remedio que la aplicación de la ley y una vez que se pone en marcha la maquinaria judicial es imparable.
Claro que se debe «dificultar» la llegada de partidos nacionalistas; así se evitarían indeseables chantajes.
A partir del 2-O se comprobaremos muchas cosas en este país.
A ver si aprendemos de las adversidades.