NUEVO TRASPIÉS

 

Esta vez sí se ha cumplido lo que adelantaban las encuestas y los italianos han rechazado la reforma constitucional que se les proponía.

Era un cambio de mucho calado que merecía ser aprobado y parece exportable a otros países. Pero el presidente lo convirtió en un plebiscito personal, corriendo el riesgo de que votaran negativamente quienes tienen motivos de queja contra él o su gobierno.

Un gobernante no puede tomar decisiones tan personales ignorando el contexto o sin sopesar todas las posibles consecuencias. Ese ha sido el pecado de Renzi, como lo fue antes de Cameron.

Se abre una crisis política y Europa queda más debilitada y desconcertada cuando hace falta justamente lo contrario.

En Austria, por la mínima, se han salvado los muebles.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *