PARALELISMO

 

Después del ridículo hecho con ese elocuente cartel en el que anuncia su regreso porque es el único capaz de recomponer la ruptura de Podemos, Pablo Iglesias se dispone a culminarlo con el acto público en el que hará su reaparición. Quiere completar aforo y ha ordenado que salgan autobuses de toda España pagados por el partido, bocadillo incluido.

Aunque sea joven seguro que sabe que era una práctica franquista cuando el dictador necesitaba un baño de multitudes.

Pero no le importa reproducirla; Franco en la Plaza de Oriente, Iglesias en la del Reina Sofía.

Parece el comportamiento de un megalómano que vive instalado en el principio del placer y no en el de la realidad (según nos explicó Freud).

Si este hombre sigue por este camino acabará convirtiéndose en algo anecdótico y humorístico.

 

 

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