“Pedro, Pedro, sobre esta piedra no edificaré el futuro del PSOE”. Es la frase que ha oído en sueños Pedro Sánchez mientras dormitaba en Ferraz; pero-ya se sabe- los sueños tienen carácter premonitorio.
Ha demostrado que no maneja el sentido del “tiempo adecuado para cada cosa”, personaliza demasiado. La noche del 20-D, con el peor resultado de la historia del partido, se proclama vencedor y candidato a la reelección en un congreso que pretende retrasar. Una gigantesca torpeza. Cuando los barones templan gaitas y modulan el mensaje de un posible pacto con Podemos, él los corrige y se presenta como diseñador de estrategias.
Ese día firmó su sentencia y si se mantiene es porque estamos en un momento endemoniadamente difícil y el PSOE es imprescindible para el interés nacional.