Creo que se ha resuelto mal la crisis IU-PSOE en el gobierno andaluz. Por más que analizo la situación y los factores que han intervenido, sólo llego a la conclusión de que el decreto que debió firmar el Viernes de Dolores era el de la disolución del Parlamento, la convocatoria de elecciones anticipadas y no el que revocaba las competencias de la Consejería de Vivienda (que tampoco ha entrado en vigor).
Me parece un error gobernar con un trasnochado comunismo, lleno de demagogos oportunistas que se saltan la legalidad en un Estado de derecho y aspiran a su particular Revolución de Octubre (si puede ser, televisada).
Vivimos en una época de líderes poco sólidos. Cuando algún dirigente ha ce dos cosas sensatas creemos haber encontrado la “gran esperanza blanca”. La presidenta andaluza se inició con algunos gestos prometedores y ahora, desde mi punto de vista, ha perdido una magnífica ocasión para consolidarse como líder nacional; le han faltado convicción y valor.
Lo más probable es que a Susana Díaz le ha pasado como a la paloma de Alberti, aquella que “se equivocaba”: creyó que IU era la solución, cuando es el problema; por ir a la tranquilidad fue a la claudicación.
No creo que este espectáculo contribuya a aumentar los votos socialistas, ni en Andalucía ni en el resto de España.
En resumen: IU,1- PSOE,0. Decepción.