Un jodido microbio es capaz de poner en jaque a media humanidad, nos coloca a los hombres ante situaciones límite que resultan nuevas y difíciles.
Como todo estímulo, genera respuestas que pueden ser analizadas. Por ejemplo, el crédito que conceden los ciudadanos a sus instituciones al ver cómo actúan, cómo deciden, el momento y el ritmo al que lo hacen. También la mejor o peor coordinación del Gobierno con las Comunidades y de estas entre sí (no debería ocurrir que se autoricen determinados espectáculos en unas y en otras no).
Deja claro que anteponemos la salud al dinero (fallas y partidos de fútbol) y al amor (devociones de Semana Santa o atenciones a los mayores).
Y nosotros en la frontera entre el miedo y la templanza a la hora de comportarnos. Lo más elemental en la escala evolutiva doblegando al escalón superior, al homo sapiens. Curioso y paradójico.