RENCOROSA

 

Tenemos una vicepresidenta que no nos merecemos. Carmen Calvo salió del Ministerio de Cultura tras una gestión poco brillante. Se atrincheró en el partido, en Andalucía, mostrándose critica con Susana Díaz. Las primarias del PSOE fueron su gran oportunidad porque apoyó a Sánchez que, agradecido, la nombraría vicepresidenta de su guardia pretoriana de mujeres  con las que se siente tan cómodo.

La verdad es que no resuelve con éxito sus temas. Su intento de  “diálogo catalán” fue un fiasco, incluido el ridículo del “relator”. Y más sonado es el de la exhumación de Franco, donde no da pie con bola, proporciona argumentos a la familia del dictador y crispa al Vaticano con sus mentiras.

Ahora un nuncio impertinente y desbordado ha propiciado su reacción airada, rabiosa, amenazando a la Iglesia. Con eso y su feminismo gramatical hace populismo y alimenta a cierta izquierda.

 

 

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